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Dura carta de réplica de un ‘mileurista’ griego a un alemán

La solidaridad empieza a pasar factura a los ciudadanos de la Unión Europea. O lo que es lo mismo, algunos alemanes comienzan a cuestionar el derroche de sus vecinos griegos, cuya mala situación económica ya están pagando vía impuestos. Por ello, un germano decidió mandar una carta a un periódico local protestando por la actitud de los helenos. Lo que nunca esperaba el escribiente alemán era que sus palabras encontrarían rápidamente respuesta: “La culpa de la crisis griega la tienen las grandes empresas alemanas”.

Todo empezó cuando Walter Wuellenweber envió una misiva al diario Stern bajo el título de ‘Queridos griegos’. Basada en tópicos, criticaba el rescate de Grecia, “un país que ha hecho alquimias con el euro y que en vez de hacer economía, hacen huelgas”; se quejaba de que Alemania hubiera aportado más de 200 billones de euros a los fondos europeos, mientras que “ellos han recibido 100.000 millones”. “Son ustedes los amigos más caros que tenemos”, asevera.

Pero el enfado de este alemán, con una opinión que seguro que comparten sus compatriotas, iba más allá. Acusaba a Grecia de “no ser merecedores de nuestro euros”, de “no cumplir con los criterios de estabilidad”, de “gastar mucho en bienes de consumo”… Sin embargo, no culpaba sólo a los políticos del desastre, sino a los propios ciudadanos. “Nadie les obligó a evadir impuestos durante años, a oponerse a cada política coherente para reducir el gasto público y nadie les obligó a elegir a los gobernantes que han tenido y tienen”.

Y los griegos han respondido

La carta de Wuellenweber tuvo respuesta en un diario ateniense una semana después. Georgios Psomas, un funcionario mileurista todavía más enfadado, que hizo partícipe a Alemania de la crisis económica que atraviesa Grecia. “Les hemos concedido a ustedes un montón de privilegios, como ser los principales proveedores del pueblo griego de tecnología, armas, infraestructuras, telecomunicaciones, consumo, automoción… Somos los mayores importadores”, dice.

Por ello, parte de la culpa de la crisis de deuda griega es de “algunas grandes empresas alemanas, las que pagaron enormes cantidades de dinero a nuestros políticos por asegurarse contratos, para vendernos todo”. Psomas asegura que, si “la cosa sigue así, no podré comprar más productos alemanes”. “Podemos vivir sin BMW, sin Mercedes, sin Opel o sin los productos Lidl”, añade. “¿Cómo se las van a arreglar con los desempleados que dejará esta situación que les obligue a bajar su calidad de vida, sus coches de lujo, sus vacaciones en el extranjero o las excursiones sexuales a Tailandia?”, se pregunta.

Deudas históricas

Psomas también considera de justicia que Alemania pague la deuda histórica que mantiene con el pueblo griego. Así, recuerda al país presidido por Angela Merkel que debe 80 millones de marcos alemanes por indemnizaciones de la I Guerra Mundial, más otra cantidad milmillonaria por préstamos obligados que contrajo el III Reich a nombre de Grecia, más otra indemnización por los destrozos causados por los nazis durante la ocupación forzosa, así como los pagos relativos a los muertos en combate o los fallecidos en campos de concentración, entre otros. Es decir, una gran factura de la que Grecia no ha visto un euro.

Pero Psomas aprovecha para reivindicar la cultura griega. “Queremos de vuelta a Grecia las inmortales obras de nuestros antepasados, que guardan en los museos de Berlín, de Munich, de París, de Roma y de Londres”, dice. Ahora sólo falta la contestación de Wuellenweber, una muestra no solo de la ruptura económica de la Unión Europea, sino de la fractura social que está dejando la crisis de deuda en el Viejo Continente.



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